Julio Verne

domingo, 13 de febrero de 2011

Aprovechando sus conocimientos geográficos, adquiridos a través de numerosos viajes por Europa, África y América del Norte, y su entusiasmo por la revolución tecnológica e industrial, se convirtió en un especialista de los relatos de aventura de corte científico. Su dominio de la tensión dramática le permitió combinar extravagantes situaciones y momentos poéticos en una prosa ligera y amena. Su tercer gran libro fue De la Tierra a la Luna, cuya publicación despertó tal entusiamo por los viajes espaciales que su despacho se inundó de cartas solicitando reservas para el próximo viaje lunar. Con el mismo interés fue recibida La vuelta al mundo en ochenta días, publicada por entregas, cuyo éxito fue tal que se llegaron a cruzar apuestas sobre si Phileas Fogg, "el hombre menos apresurado del mundo", lograría llegar a la meta en tan breve tiempo.

Escribió otras obras de gran éxito como Las aventuras del capitán Hatteras (1866), Los hijos del capitán Grant (trilogía, 1868-1870), En torno a la luna (1870), La isla misteriosa (1874), Miguel Strogoff (1876), Un capitán de quince años (1878), Las tribulaciones de un chino en China (1879), El faro del fin del mundo (1881) y Los viajes del capitán Cook (1896), entre muchas otras novelas que superan el medio centenar de títulos.

Julio Verne era capaz de entretenernos de forma asombrosa. Tenía, como pocos, esa pluma certera que te obliga a pasar de un párrafo al siguiente, de una página a otra, con la mayor rapidez posible, para no perder ni un detalle de la trama y continuar inmerso en las más grandes aventuras de todos los tiempos, me parece increible como él lograba entretener de tal manera que la ficcion al hablar de viajes tan increibles se volviera realidad en la mente de tantos lectores.

La Unión soviética rindió homenaje al escritor al dar el nombre de Verne a una de las montañas de la faz oculta de la luna.
 

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